Arranca noviembre y con él comienza la cuenta atrás hacia los cuatro momentos más intensos del año: Black Friday, Navidad, Rebajas y San Valentín. Cuatro meses que concentran el mayor volumen de inversión, competencia y atención del consumidor.
Los escaparates (físicos y digitales) se llenan de mensajes. El usuario salta de una pantalla a otra, comparando, añadiendo al carrito, abandonando, volviendo… todo en cuestión de minutos. Abre TikTok y ve un descuento. Entra en Instagram y le espera otra oferta. Busca en Google y el bombardeo continúa. No falta atención, lo que falta es foco. Miles de marcas diciendo lo mismo, al mismo tiempo: “última oportunidad”, “hasta el 50 %”, “sólo hoy”…
Y entre tanto ruido, algo se nos está perdiendo de vista: y es, que muchas de las grandes decisiones de compra siguen ocurriendo fuera de la pantalla.
Sí, los clics importan, y las conversiones también. Pero la confianza, la experiencia (y muchas veces la venta final) se cierran en el punto de venta, frente al producto, cuando el cliente toca, prueba y siente la marca. Por eso, la verdadera pregunta ya no es cuántos clics generas, sino cuántas personas cruzan tu puerta.
El reto: vender más sin perder el contacto real
Las tiendas físicas siguen siendo el corazón del negocio para muchas marcas. Pero la conexión entre el mundo digital y el retail aún tiene mucho margen de mejora. Durante años, el marketing online y los puntos de venta han jugado en campos distintos.
Ahora (más que nunca) necesitan hablar el mismo idioma. Y aquí es donde entra en juego la publicidad programática omnicanal, no como una tendencia más, sino como una forma real de hacer que el impacto digital tenga eco en el mundo físico.
Porque la programática no va de poner anuncios “en todas partes”. Va de entender dónde, cuándo y cómo impactar para mover a la gente (literalmente) hacia tu marca.
De la pantalla al escaparate
Imagina que alguien ve tu campaña en una pantalla digital de un centro comercial. Horas después, pasa cerca de tu tienda y recibe en su móvil un recordatorio con una promoción exclusiva. Eso no es suerte: es estrategia, datos y sincronización.
Combinando formatos de publicidad digital exterior (DOOH) con mobile advertising, las marcas pueden orquestar impactos secuenciales en función de la localización real del usuario.
El objetivo no es sólo llamar su atención, sino acercarlo a la tienda más próxima en el momento en que su interés está activo. ¿Resultado? mayor recuerdo publicitario, más visitas físicas y un retorno que va más allá del clic. Pero eso es sólo una parte del puzzle.
También puedes vincular tus propios datos (CRM, leads, compradores recurrentes) y reimpactarlos con mensajes personalizados mediante campañas display programáticas. Por ejemplo, mostrar en banners dinámicos el horario de la tienda más cercana o los productos más buscados por ese usuario. Esto convierte cada impacto en una conversación relevante y cada dato en una oportunidad real de negocio.
Y si buscas combinar notoriedad con conversión, la publicidad en vídeo digital o Connected TV te permite impactar a usuarios en entornos premium (como plataformas de streaming o YouTube en Smart TV) y reforzar después ese mensaje con retargeting en móvil o display.
Así, cada impacto trabaja en conjunto para guiar al consumidor desde la pantalla hasta el punto de venta.
El poder de lo omnicanal
La clave no está en sumar canales, sino en hacer que trabajen juntos. Cuando una marca integra su estrategia programática en un entorno omnicanal (combinando DOOH, display, mobile y CRM) consigue una narrativa publicitaria que acompaña al consumidor en cada fase:
- Lo inspira cuando aún no ha decidido
- Lo convence cuando está comparando
- Y lo impulsa a actuar cuando está a un paso de comprar
La experiencia se vuelve fluida, natural, casi invisible. Y lo mejor de todo: medible. Porque sí, también se puede medir cuántas personas que vieron tu anuncio visitaron la tienda.
Hoy, la tecnología de footfall tracking permite medir con precisión el efecto real de las campañas digitales en el mundo físico, identificando las visitas incrementales generadas en cada tienda.
Ya no se trata sólo de medir clics o visualizaciones. Se trata de medir pasos reales. Y eso, para un retailer, es el KPI más valioso que existe.
Estrategia con propósito, no sólo con presupuesto
El Black Friday, la Navidad y las Rebajas no son sólo picos de consumo. Son oportunidades para las marcas que entienden que vender más no siempre significa conectar mejor.
Las que combinen creatividad, data y tecnología conseguirán algo que los demás no: no sólo aparecer en la vida del consumidor, sino formar parte de su recorrido.
Mientras algunas marcas pelean por bajar precios, otras están construyendo relaciones más duraderas. Y eso se logra con precisión estratégica, coherencia entre canales y una haz visión clara: estar presentes donde realmente importa: en la mente, en el móvil y, finalmente, en el camino hacia la tienda.
En unas semanas, todos estarán compitiendo por el mismo clic. La diferencia la marcarán quienes se preparen hoy. Si quieres adelantarte con una campaña que realmente mueva a tus clientes, escríbenos y lo ponemos en marcha.